Radiofrecuencia de cornetes es la técnica quirúrgica
que tiene como finalidad la reducción del tamaño del cornete inferior en los casos en los que dicho cornete dificulta la respiración nasal, mediante el empleo de una energía de alta frecuencia y baja potencia y temperatura (radiofrecuencia). La radiofrecuencia se aplica por medio de unos electrodos que se introducen en el espesor del cornete. Dichos electrodos permanecen fríos y transmiten directamente las ondas a los tejidos, provocando su vaporización y destrucción únicamente en el punto de contacto, evitando el daño del tejido circundante La intervención se realiza habitualmente bajo anestesia local. La intervención se realiza a través de los orificios nasales, por lo que no deja cicatrices externas. De esta manera, se consigue una reducción inmediata del volumen del cornete. No obstante, tras la cirugía se produce una reacción inflamatoria en el cornete, lo que motiva una congestión nasal que puede durar entre 5 y 10 días, al cabo de los cuales se empiezan a notar los resultados de la intervención.
Después de la intervención, ocasionalmente es necesario colocar un taponamiento nasal durante 24 a 48 horas, por lo que el paciente tendrá que respirar, a lo largo de ese tiempo, por la boca, lo que se puede acompañar de sensación de sequedad y de pesadez de cabeza. Tras la intervención, el paciente puede presentar una pequeña hemorragia, tanto por las fosas nasales, como por la faringe que suele ceder en unas horas, si la hemostasia – la capacidad de coagulación – es normal. En caso de persistir la hemorragia, hay que efectuar una compresión local, mediante un taponamiento nasal. Aunque es muy poco frecuente, eventualmente la hemorragia puede ser intensa y requerir ingreso hospitalario, e incluso transfusión sanguínea. En raras ocasiones, se puede deslizar la gasa con la que se ha realizado el taponamiento nasal por la parte posterior de la fosa nasal, provocando una sensación de cuerpo extraño y náuseas que se soluciona retirando el taponamiento y colocando otro, si es preciso. En los días que siguen a la intervención, es normal la aparición de costras en el interior de la fosa nasal, lo que habitualmente se trata mediante lavados con soluciones salinas y aplicación de pomadas especiales. A pesar de ello, las costras pueden persistir durante un periodo variable de tiempo, generalmente no superior a un mes.